Ana Fernández Iglesias

Ana Fernández Iglesias

Especialista en Economía Circular

¿Qué te ha parecido el proyecto “Currículo, orientación educativa y desarrollo profesional:
despertando vocaciones científico-tecnológicas”?

Pues la verdad es que me ha encantado participar (y es un honor ser embajadora del mismo) porque creo que estamos en un momento decisivo por varias razones.

Primero, me parece muy acertado poner el foco en esta franja de edad, porque con 10-11 años los niños y niñas ya están empezando a descubrir en más detalle las profesiones que pueden llegar a ejercer y es vital mostrarles que las carreras STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas) les pueden abrir las puertas a multitud de futuras ocupaciones. La elección de los estudios es una decisión en la que influyen muchos factores y despertar vocaciones STEAM a estas edades facilita que no haya sesgos o influencias sociales que ya existen en la adolescencia.

Además, hay una brecha de género clara que perjudica a toda la sociedad: en el caso de Asturias, a nivel de bachillerato un 46% de niñas escogen itinerarios de ciencias frente a un 55% de niños. En la FP las diferencias son brutales y sólo un 12% de mujeres escogen FPS relacionadas con STEAM frente a un 54% de hombres. Y en la universidad, la palma se la llevan las ingenierías, donde 3 de cada 4 estudiantes son hombres.

Y por último, estamos inmersos en una necesidad clara de rediseñar y mejorar nuestro tejido productivo desde el punto de vista de la sostenibilidad. Las emisiones de carbono son sólo la punta del iceberg, el síntoma de cómo está diseñada nuestra economía. Los ámbitos de la sostenibilidad, economía circular y energías renovables ya están demandando nuevos profesionales y el sistema educativo tiene que poder dar respuesta a esas demandas.

Así que, respondiendo a tu pregunta, esta es probablemente la iniciativa STEAM más ambiciosa en la que he participado hasta el momento (¡y llevo unas cuántas!). Ojalá este proyecto pueda llegar a más alumnado en el futuro.

 

¿Crees entonces que es importante conectar el tejido educativo con el productivo?

Bueno, yo creo que nadie duda de que eso es fundamental. Y hay varias iniciativas por parte de ambos para lograrlo. Yo vengo del mundo de la empresa, del departamento de I+D y nuestra colaboración con la Universidad e interacción con la FP es constante.

Pero lo que pasa ahora es que los cambios a los que la industria se ve sometida son cada vez más vertiginosos. Recuerdo perfectamente que, en 2018, cuando empecé a dar charlas de divulgación sobre economía circular, todavía no había un consenso claro en la sociedad respecto al cambio climático. Las evidencias estaban ahí, pero todavía había voces (y algunas muy potentes) que mostraban su escepticismo sobre si era cierto o si su causa era la actividad humana. En tres años las cosas han cambiado muy rápido, especialmente para la industria y la sociedad europeas, “Currículo, orientación educativa y desarrollo profesional: despertando vocaciones científico – tecnológicas. Energía y Economía Circular”, porque tenemos un Pacto Verde que define el camino que tenemos por delante hasta lograr ser un continente neutro en carbono.

Como ejemplo, te puedo contar que participo en un proyecto europeo en el que están representados todos los sectores industriales clave (química, acero, metales no-ferrosos, minerales, cemento, cerámica…).

El objetivo es definir y desarrollar las habilidades que los trabajadores de estas industrias necesitamos para ser capaces de implementar y explotar la economía circular y la eficiencia energética. Es decir, la propia industria está buscando mejorar esas capacidades.

La economía circular especialmente, demanda que los distintos sectores colaboren e interaccionen entre sí. Esto es un cambio de paradigma, porque excepto aplicaciones puntuales, en el pasado cada empresa era un silo. La economía circular demanda que los sectores industriales interaccionen entre si, colaboren entre si. Y para ello vamos a necesitar mucho talento, fundamentalmente en el ámbito científico-tecnológico. Hay muchos procesos que repensar y rediseñar. Y hay que ponerlos en práctica.

Para alguien que trabaja en innovación en estos temas, es un reto apasionante, pero la urgencia del cambio climático y de la escasez de recursos es implacable.  Así que necesitamos despertar todas esas vocaciones STEAM de los que serán los profesionales dentro de unos años. El bienestar de las generaciones futuras depende de ello. Ahora mismo nos enfrentamos a una escasez de profesionales del ámbito de la digitalización: creo firmemente que en pocos años sucederá lo mismo en los ámbitos de economía circular y energía.

 

Tú eres ingeniera química y doctora por la Escuela de Minas, ¿qué profesiones STEAM son las que van a estar más relacionadas con los ámbitos del proyecto?

En general se necesitan más vocaciones STEAM de las que actualmente tenemos, de ahí la necesidad de fomentarlas y romper ciertas brechas como comentábamos antes, pero sí es cierto que hay una serie de campos o ámbitos en los que va a ser necesario que haya más profesionales, de varios niveles educativos. Es decir, necesitaremos ingenieros, pero también operadores, técnicos, etc.

Alguno de los campos a desarrollar son las áreas profesionales relacionadas con el ECODISEÑO, ENERGÍAS RENOVABLES, EDUCACIÓN AMBIENTAL Y DE CIRCULARIDAD, BIODIVERSIDAD Y ECOSISTEMAS, BIOECONOMÍA, SIMBIOSIS INDUSTRIAL, RECICLAJE, MEDIOAMBIENTE (AGUA, AIRE, TIERRA).